Cuando San Pedro de Alcántara decide retirarse a un lugar solitario o fundar un convento no lo hace para separarse de la comunidad o tratar de reformarla, sino para vivir con mayor austeridad y radicalidad el evangelio y sus exigencias de pobreza, penitencia, oración, etc.; su pretensión, en primer lugar, fue reformarse él mismo, respondiendo con fidelidad a una vocación personal de Dios.
Su ideal siempre estuvo en torno a la pobreza-minoridad, comunión fraterna, oración-comunión con Dios, y misión apostólica.
Señor y Dios nuestro,
que hiciste resplandecer a San Pedro de Alcántara por su admirable penitencia y
su altísima contemplación, concédenos, por sus méritos, que, caminando en
austeridad de vida, alcancemos más fácilmente los bienes del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo.
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