martes, 16 de diciembre de 2014

¡YA ESTÁ PRÓXIMO EL SEÑOR!



Padre, me pongo en tus manos. Mi orgullo y mi vanidad son una amenaza constante. Aunque intento sacudírmelo, el polvo del camino se me pega a los zapatos. Aunque quiero tener mi mirada fija en Tí, me detengo a cada momento a coger las flores que encuentro...



 Señor enséñame tus caminos, 
instrúyeme en tus sendas.
Haz que camine con lealtad:
enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas: 
acuérdate de mí con misericordia, 
por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto, 
y enseña el camino a los pecadores: 
hace caminar a los humildes con rectitud, 
enseña su camino a los humildes.

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