domingo, 31 de mayo de 2015

31 DE MAYO: JORNADA PRO ORANTIBUS


El domingo 31 de mayo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad y la Jornada Pro Orantibus. La Jornada de este año acontece en el marco del Año de la Vida Consagrada proclamado por el papa Francisco para toda la Iglesia y dentro del V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús. Es una celebración gozosa para dar gracias a Dios por el don de la vida de los monjes y monjas, que se consagran enteramente a Dios y al servicio de la sociedad en los monasterios y claustros. Es un día también para que todo el Pueblo de Dios ore al Señor por esta vocación tan especial y necesaria, despertando el interés por las vocaciones a la vida consagrada contemplativa.

Señor, haz que vivamos el Evangelio del encuentro: ayúdanos a humanizar la tierra y a crear fraternidad, llevando las fatigas de quien está cansado y no busca más, la alegría de quien espera, de quien busca, de quien custodia signos de esperanza. 

Espíritu Santo, Fuego que ardes, ilumina nuestro camino en la Iglesia y en el mundo. Danos el coraje del anuncio del Evangelio y la alegría del servicio en la cotidianidad de los días. Abre nuestro espíritu a la contemplación de la belleza. Custodia en nosotros la gratitud y la admiración por la creación, haz que reconozcamos las maravillas que tú realizas en todo viviente. 

María, Madre del Verbo, vela sobre nuestra vida de hombres y mujeres consagrados, para que la alegría que recibimos de la Palabra llene nuestra existencia, y tu invitación a hacer lo que el Maestro dice nos encuentre activos intérpretes en el anuncio del Reino.

(Oración del Papa Francisco para este día)

sábado, 9 de mayo de 2015

FALLECE NUESTRA HERMANA SOR ROSARIO


El pasado 5 de mayo fallecía, en el monasterio de la Encarnación de Mula, nuestra hermana Sor Rosario. La Misa funeral fué oficiada por el Padre Francisco Oliver que destacó algunas palabras de nuestra Madre Clara que se hicieron vida en su hija Rosario :

"Desde que conocí la gracia de mi Señor Jesucristo por medio de aquel su siervo Francisco, ninguna pena me resultó molesta, ninguna penitencia gravosa, ninguna enfermedad, hermano carísimo, difícil". Las palabras que nuestra madre dirigió a su alma fueron: "Ve segura porque llevas buena escolta para el viaje. Ve porque aquel que te creó te santificó; y guardándote siempre, como la madre al hijo, te ha amado con amor tierno. Tú, Señor seas bendito porque me creaste". Bendito este éxodo; desde ahora es bienaventurada en el reino celeste, condecorada con la estola de la eterna gloria.